Ciudad lúdica contra ciudad burguesa
"Los situacionistas
sustituyen la ciudad inconsciente y onírica de los surrealistas por una
ciudad lúdica y espontánea. Aunque mantiene su tendencia hacia la
búsqueda de las partes oscuras de la ciudad, los situacionistas
sustituyen el azar de los errabundeos surrealistas por la construcción
de unas reglas de juego. Jugar significa en este caso saltarse
deliberadamente las reglas e inventar unas reglas propias, liberar la
actividad creativa de las constricciones socioculturales, proyectar unas
acciones estéticas y revolucionarias dirigidas contra el control
social. En la base de las teorías de los situacionistas había una
aversión al trabajo y la suposición de una transformación inminente del
uso del tiempo en el marco social: con la modificación de los sistemas
de producción y el progreso de la automatización, sería posible reducir
el tiempo de trabajo en beneficio del tiempo libre. Por tanto, era
necesario preservar del poder el uso de este tiempo no productivo que,
de otro modo, habría sido encauzado dentro del sistema del consumo
capitalista mediante la creación de unas necesidades inducidas. La
descripción del proceso de espectacularización del espacio, entonces en
marcha, era lo que obligaba a los trabajadores a producir, incluso
durante su tiempo libre, consumiendo dentro del sistema sus propias
rentas. Si el tiempo de recreo se convertía cada vez más en un tiempo de
consumo pasivo, el tiempo libre tenía que estar dedicado al juego,
tenía que ser un tiempo no utilitario, sino lúdico. Por ello era urgente
preparar una revolución que se basase en el deseo: buscar en lo
cotidiano los deseos latentes de la gente, provocarlos, despertarlos y
sustituirlos por los deseos impuestos por la cultura dominante. De ese
modo, el uso del tiempo y el uso del espacio podrían escapar a las
reglas del sistema, y sería posible autoconstruir nuevos espacios de
libertad: se podría hacer realidad el eslogan situacionista "habitar es
estar en casa en todas partes". Por ello la construcción de situaciones
era la manera más directa de hacer surgir en la ciudad unos nuevos
comportamientos y, también, de experimentar en la realidad urbana los
momentos de lo que habría podido ser la vida en una sociedad más libre.
Los situacionistas habían encontrado en la deriva psicogeográfica un
medio con el que poner la ciudad al desnudo, pero también un modo lúdico
de reapropiación del territorio: la ciudad era un juego que podía
utilizarse a placer, un espacio en el cual vivir colectivamente y en el
cual experimentar comportamientos alternativos; un espacio en el cual
era posible perder el tiempo útil con el fin de transformarlo en un
tiempo lúdico constructivo. Era necesario contestar aquel bienestar que
la propaganda burguesa vendía como felicidad, y que en el terreno
urbanístico se traducía en la construcción de unas viviendas "dotadas de
confort" y en la organización de la movilidad. Hacía falta "pasar de
circulación como suplemento del trabajo a la circulación como placer".
Hacía falta experimentar la ciudad como un territorio lúdico que podía
ser utilizado para la circulación de las personas a través de una vida
auténtica. Hacía falta construir aventuras".
Francesco Careri, "Walkscapes. El andar como práctica estética", Editorial Gustavo Gili, 2da edición, Barcelona, 2013.
Y yo... yo lo extraje de Ser Urbano.Así, de todas todas, no se me pierde.
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