Encontrar

Acabo de encontrar la segunda parte de una vieja saga que leia de niña, ya ni sé donde, ni con que pensamientos. Mi primer encuentro con ella fue en una librería escondida bajo ell Ateneo de Caracas, que ya no existe. Ese querido almacén de libros estaba olvidado por la ciudad, o así parecía en aquel momento. Con cierta luz, invitaba a descubrir aventuras y mundos paralelos entre cientos de páginas.

Silenciosa y a la vez bulliciosa, la librería era mantenida por un par de personas, no sé si jóvenes o viejas, pero que, la verdad sea dicha, no vienen a cuento. Siempre fueron, sencillamente, parte de la deliciosa decoración de esa burbuja dorada. 

De cualquier forma, siento que me acabo de encontrar con un viejo amigo. Ahora nos vamos a sentar a tomar un café y a recordar con brillantes y fervorosos ojos tiempos que ya fueron. 

No es el mismo lugar donde solíamos encontrarnos, pero al parecer tenemos muchas cosas en las cuales debemos ponernos al día.

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